Las primeras dos novelas de Argueta, El valle de las hamacas (1970) y Caperucita en la zona roja (1977), presentan la inestabilidad social y la represión política que vivió El Salvador durante los años setenta. Estos textos, ganadores de premios literarios en El Salvador y Cuba (Premio Único Consejo Superior Universitario Centroamericano, 1967, y Premio Casa de las Américas, 1977, respectivamente), fueron publicados por importantes editoriales en Argentina y Cuba (Editorial Sudamericana y Casa de las Américas). Estilísticamente, son textos fragmentados con muchos monólogos interiores y yuxtaposiciones temporales y espaciales. Los argumentos de los dos textos giran en torno a las dificultades enfrentadas por dos parejas, Rosaura y Raúl en El valle de las hamacas, y Alfonso y Hormiga en Caperucita en la zona roja.
El Valle De Las Hamacas Manlio Argueta Resumen
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El impreso El valle de las hamacas ha sido registrado con el ISBN 978-99923-49-99-1 en la Agencia salvadoreña del ISBN. Este impreso ha sido publicado por UCA Editores en el año 2007 en la ciudad de La Libertad, en El Salvador.
Manlio Argueta's novels have earned him an international reputation and have endeared him to the Salvadoran people. His first two novels, El valle de las hamacas (1970) and Caperucita en la zona roja (LittleRed Riding Hood in the Red Light District) (1978), present the social instability and political repression in the country during the seventies. Caperucita en la zona roja (Little Red Riding Hood in the Red Light District) received the Casa de las Americas Prize in 1977. His third and fourth novels, Un dia en la vida (1980) and Cuzcatian donde bate la mar del sur (1986) describe the escalating repression and rebellion in the late seventies. His fifth novel, Milagro de la Paz (1994) examines the legacy of civil strife in the lives of a Salvadoran woman and her family. His most recent work, a collection of poetry, was published in 2013. He currently lives in San Salvador.Michael B. Miller is a former professor of Spanish and Latin American Literatures at Gallaudet University in Washington, D.C.
La novelística latinoamericana históricamenteha proyectado imágenes de fracaso nacional a través de undiscurso nostálgico que busca señalar la inhabilidad de lospaíses de América Latina, para ponerse a la altura de lasnaciones-estado anglo-europeas y su desarrollismo triunfalista. Las novelascentroamericanas en general han seguido ese patrón. Como ejemplode eso, en El señor presidente y la Trilogía bananerade Miguel Ángel Asturias, encontramos no sólo un discursode denuncia política anti-imperialista, sino también un retratodel fracaso del estado guatemalteco como nación por su incapacidadde emular el modelo de nación-estado europeo y norteamericano. Alnivel continental, los escritores del "boom" han sido el ejemplo másconocido en este sentido y continúan perpetuando este discurso,aún en sus obras más recientes: por ejemplo, Noticia deun secuestro de García Márquez y Los años deLaura Díaz de Carlos Fuentes.Hoy día cuando empieza a vislumbrarse una nueva sensibilidadde unificación centroamericana, es importante analizar las novelasdel "post-boom" producidas en el istmo para tratar de descubrir en quémedida esta nueva sensibilidad se plasma en el discurso de los escritorescentroamericanos. En este artículo, haré referencia a lasobras de Sergio Ramírez y de Manlio Argueta, con la intenciónde demostrar que sus obras se basan en una visión más solidariaentre los pueblos del área, una visión que transgrede lasfronteras abstractas y falsas de las naciones políticas. Pero elestudio podría aplicarse a cualquier otra obra literaria en la cualse encuentren indicios de una sensibilidad post-nacionalista. Como marcoteórico y contexto político-filosófico, haréreferencia a la formación de las naciones-estado y el discurso dela identidad cultural nacional y a cómo este proyecto anglo-europeono ha sido el más apropiado para las sociedades centroamericanasdespués de las guerras de independencia.El nacionalismo se aprovecha de un fondo de sentimientos, memorias históricas,mitos, costumbres y tradiciones de los cuales va forjando una identidadbasada en símbolos colectivos como la bandera, el himno nacional,las ceremonias conmemorativas, los días feriados nacionales, losmonumentos a los héroes, la moneda del país y, lo que esmuy importante, la historia nacional. En otras palabras, el nacionalismobusca establecer una cultura y una ideología civil comunes. Peroa fin de cuentas, es una invención sobreimpuesta en regiones y culturasque muchas veces tienen muy poco en común, o sobreimpuesta en regionesy culturas que no se prestan a divisiones políticas tajantes quetienden a aislar culturas que comparten muchos factores, como sucede conlos pueblos de América Central.Cuando Simón Bolívar ayudó a liberar algunos paísesde Hispanoamérica del control de España, rechazó tantola herencia española por ser imperialista, como la herencia indígenapor ser, en su opinión, retrógrada. Entonces sóloquedaba como visión para el futuro el racionalismo ilustrado enel cual se basaban las revoluciones en Francia y Norteamérica. Desdeel principio se impuso un sistema ajeno a la realidad de sociedades queno se prestaban todavía a la formación de naciones-estadomodernas, siendo sociedades semi-feudales social y económicamentey culturalmente heterogéneas. En el vacío administrativoen el período inmediatamente posterior a la independencia, surgieronestados de guerra dominados por caudillos y un sistema de clientelismoy paternalismo, sociedades militarizadas y en desventaja para hacer competenciacon el coloso del norte y el expansionismo europeo. Centroaméricaexperimentó con una federación de repúblicas, similara la federación naciente de los Estados Unidos, pero fracasóa causa de las fuerzas reaccionarias y conservadoras, especialmente loslatifundistas.Pero las fuerzas progresistas en Latinoamérica tambiénsufren de la ideología de la Ilustración y Centroaméricaes un ejemplo de esto. Además de lo poco apropiado de un sistemade naciones pequeñas expuestas a las fuerzas más potentesy avanzadas del Atlántico del Norte, tanto los liberales como losconservadores suprimieron las esperanzas y los modos de vivir de las culturasindígenas y otras minorías raciales y culturales. Es decir,el impulso homogeneizante y racionalista de la nación-estado ibaen contra de la heterogeneidad radical de la mal llamada América"latina". México fue la excepción al principio ya que lainsurgencia de 1810 proclamaba antiguos valores políticos y culturalesde los indígenas. Pero ya para mediados del siglo XIX y el triunfodel liberalismo, se empezaron a destruir y dividir las tierras comunalesde los indígenas y a fragmentar así sus culturas, que teníanpoco que ver con la nación hispánica católica. Después,en la modernización parcial, las burguesías nacionales seentregaron a arreglos neo-coloniales a medida que trataban de homogeneizarsus naciones y emular a los europeos y los norteamericanos. El lamentoliberal en América Latina ha sido siempre el mismo, la inhabilidadpara cumplir con este proyecto.En vez de concentrarse en el desarrollo de mercados internos y de unabase industrial local, la mayoría de los países optaron porun arreglo neo-colonial, según el cual el desarrollo económicose concentraba en la industria de extracción orientada hacia laexportación de productos primarios a cambio de la importaciónde lujos y bienes manufacturados. Las industrias de extracción,la monocultura, la concentración de la tenencia de la tierra, sistemasde impuestos inadecuados y partidos políticos basados en el clientelismoy el compadrazgo, contribuyeron al fracaso en la modernización políticay social. Los países latinoamericanos adoptaron políticaseconómicas liberales y capitalistas al estilo europeo (con todala secuela de problemas de las nuevas formas de estratificaciónclasista y explotación laboral), pero nunca promovieron fuertementelos principios de ciudadanía política y cultura democrática.La modernización social y política para todos nunca estuvoen el orden del día. El desarrollo de una cultura democráticaexitosa ha sido limitado no sólo por la persistencia del dominiooligárquico, el militarismo y la política clientelista, sinotambién por, como afirma Georg Yúdice: "la tendencia aentender la democratización en términos de la modernización,es decir, la erradicación de tradiciones cuyos modos encantadoso auráticos de vivir pueden resultar contrarios ala coexistencia con otros o con los proyectos de las élites y susaliados" (23). Esta actitud ha sido desastrosa para los indígenasy campesinos a quienes se ha intentado moldear a los proyectos desarrollistas,sean éstos de derecha o de izquierda. Este es el marco histórico-teóricoque voy a utilizar para hablar de las obras de Manlio Argueta y SergioRamírez.Las novelas de Argueta demuestran que lo que se debe hacer es rompercon esa mentalidad que sólo ve una continuidad nacional armoniosa- las mentiras de las historias nacionales oficiales que se apropian detodo como si fuera parte de la misma historia por el simple hecho de compartirel mismo espacio geográfico. El título de su primera novela,El valle de las hamacas (1970), se refiere al apodo que los colonizadoresespañoles le dieron al valle donde hoy en día se encuentraSan Salvador. Como se sabe, la trama tiene que ver con un grupo de guerrillerosineptos que buscan un tesoro de armas escondidas en un lugar remoto delistmo de Centroamérica. La novela es una ocasión para burlarsede la historia ignominiosa de El Salvador, producto de una larga trayectoriade colonización forzada y del atraso político. Pero tambiénes posible mirar la novela de otra manera. El título tiene una altacarga simbólica que contrasta con la falsedad de las naciones-estadomodernas: se refiere no sólo a una región geográficacentroamericana, sino también a una cultura precolombina que nose puede sustituir por, ni comparar con, la nación salvadoreñamoderna: solamente la ideología nacionalista hace esto. Sólopodemos indicar los restos de la cultura indígena que tratan de sobrevivira los estragos de la modernidad y regenerarse. Caperucita en la zonaroja (1977) y Un día en la vida (1980), las novelas quesiguen, sirven para demostrar que las naciones-estado en Centro Américahan beneficiado sólo a las élites que, a través desus aparatos de represión, han logrado imponer "su" visióndel mundo.El título de la siguiente novela De Argueta, Cucaztlán,donde bate la mar del Sur (1986), se deriva de un documento histórico,la Carta de Relación (1524) del capitán Pedro de Alvarado,en la cual se refiere al lugar "donde bate la mar del Sur en él".El referente geográfico del título alude bellamente a unpasado ajeno a la realidad del estado moderno y sus fronteras políticasabstractas. Cucaztlán no puede ser lo mismo que El Salvador, a pesarde las semejanzas geográficas. La cultura precolombina era bastantediferente a la cultura nacional moderna, erigida ésta por las clasesdominantes sobre los cuerpos de los indígenas, cuyas tradicionesperduran, a pesar de todo. Así nos habla uno de los personajes indígenasde la novela:"Me pongo a pensar: qué sería de nosotrossin el maíz? Nada. Toda la vida comemos tortilla y sal. Los campesinos.Así crecí yo. Así hemos amado y vivido. A veces habíafrijoles. También comemos hojas, cantidad de hojas: de chaya, detamarindo, de jocote, de naranjo, de plátano. Comemos flores: deescobilla, de izote, de pito, de loroco, de madrecacao. Y montónde raíces y hierbas. A veces nos caía un animal bendito:garrobo, iguana, conejo, cusuco, tepescuintle, tacuazín, chanchode monte, venado, palomas alas blancas y tortolitas, culebra masacua. Peroante todo, preferimos tortillas con sal. No pueden faltar en ningúntiempo de comida. Además, es lo único que nos llena el estómago. . . vivir es una cosa: mantener el cuerpo libre de enfermedades, no morirsede hambre ni de diarrea. Más de la mitad de los cipotes de una familiamueren por esa causa. Quizás por eso queremos tener una familiagrande. Para que no se termine la raza . . . . También debemos sobrevivir.Esto es otra cosa." (Argueta, 1986: 10-11)Esta no es la narrativa de un ciudadano de un estado moderno nacional,sino la de una víctima de la modernidad y el triunfalismo de lanación-estado; este personaje no comparte nada con el estilo devida ni las ambiciones de las clases dominantes.En la misma novela, Pedro Martínez, a quien encontramos por primeravez en Un día en la vida, es responsable, aunque sea indirectamente,por la muerte de su propio abuelo durante una interrogación militar.Martínez ha sido reconstruido, o indoctrinado, por el nacionalismoextremista que coloca la gloria de la nación-estado en su luchacontra los guerilleros por encima de una vida humana, la de su abuelo.Al principio, durante el interrogatorio, el cabo Martínez no reconocea su abuelo ya que ha vivido 25 años fuera de su tierra natal, aunquehay un eco de un espacio geográfico-sentimental en las reflexionesdel viejo: "Desde que le había preguntado el nombre al viejo,el cabo dejó de anotar en su libreta. El canto de los torogocesle había interrumpido el hilo de las preguntas rutinarias. Comosi se le hubiera hecho un vacío que duraba veinticinco años."(246). Ahora, el narrador enmarca este evento en términos de lamiltarización forzada de la sociedad salvadoreña. La pobrezaabsoluta lleva a algunos a aceptar una carrera en el ejército, opor el reclutamiento forzado, o como la única manera de sobrevivir.Típicamente, se han analizado tales hechos así y el narradorinsinúa que la indoctrinación tiene que ver con la "defensade los intereses del individuo" (247). Pero igualmente se podríamirarlo desde el ángulo de las contradicciones de la nación-estadomoderna. Siempre han existido las guerras entre distintos grupos sociales,pero sugiero que es sólo dentro de la nación-estado militarizadadel siglo XX que una persona de la misma cultura, la misma región,la misma clase, el mismo grupo socio-económico, de hecho de la mismafamilia, mata a su prójimo: "Grandes inversiones económicasy morales se han hecho para convertirlo en hombre diferente. La patriay el sentido de humanidad han sido hipotecados. Pero no importa si el hombrey la patria es él, por algo se le ha dado la instrucción. . . para apretar el gatillo" (247). Sólo el nacionalismo y sufacilidad para moldear la conciencia de la gente parece tener la fuerzaideológica necesaria para suprimir la lealtad familiar en pro dela "salvación de la nación". En la cita la palabra"patria" tiene una profundidad afectiva que no tiene la mera "nación"y su sentido abstracto. Justamente lo que se ha hipotecado y lo que sepierde al pasar de la patria geográfica a la nación abstractaes la pertenencia cultural, lo que se lleva adentro, el lugar de nacimiento.En las obras de Sergio Ramírez, vemos indicios de la misma sensibilidad,aunque sea inconsciente y no se subraya como tema principal. Tomadas comoun conjunto, muchas de sus novelas recopilan la trayectoria de Nicaraguaen este siglo. Ya se ha distanciado del caudillismo de los sandinistaspara dedicarse a una genealogía de la nación a travésde representaciones estéticas de la historia nacional, que es ala vez una historia personal. Emprende la reconstrucción a travésde la literatura de una historia periódicamente iluminada y reivindicadapor un poeta-héroe, Rubén Darío, o un héroeanti-imperialista, Sandino, pero la mayoría de las veces degradadapor la dictadura y la avaricia de la burguesía y su estrechez demiras. El efecto acumulativo de este proyecto reconstructivo es, igualal de las novelas de Argueta, la revelación de una historia alternativa.Cuestiones de geografía y nacionalismo en Centroamérica secruzan con la política y la colusión de las burguesíasentre sí.Ya en Te dio miedo la sangre? (1977) hay indicios deesta problemática del discurso nacionalista. Ramírez noscrea una visión concreta de la figura del dictador centroamericanoy la opresión de más de 30 años de la tiraníasomocista. Somoza no es más que el resultado de las mismas tendenciasya descritas al principio: la nación-estado moderna como vehículopara el despojo del presupuesto nacional por parte de la burguesíay sus mal nacidos hijos como el tiranuelo Somoza. Pero dentro de esta novelade denuncia, que nunca cae en el panfletismo, hay indicios de una mentalidadque supera el nacionalismo estrecho. Se trata de la transgresiónde las fronteras políticas impuestas sobre la geografía.La geografía desempeña un papel aún por estudiarseen la novelística de Ramírez. En los siguientes dos fragmentosde la novela, vemos cómo los personajes no perciben ningúncambio en los paisajes a medida que van pasando de un país a otro.El primer fragmento tiene que ver con el desplazamiento de una familiade Costa Rica a Nicaragua en busca de una nueva vida:"Y abandonan un día San Juan del Norte para irsea Puerto Cabezas a bordo de un remolcador, y con ellos se van tambiénlos demás pobladores que a la voz de Taleno el padre dejan sus tambosy lo siguen en busca de un lugar llamado La Misericordia junto al ríoMacuelizo, donde es fama que se han denunciado placeres de oro tan espléndidosque las arenas del lecho se divisan amarillear de lejos, y los pies, almeterlos en el agua se impregnan de un pegajoso polvo dorado . . . Y cuandoya navegan a lo largo de la línea de la costa, Trinidad asomándosea la borda pregunta si aquel país divisado desde el remolcador esel mismo de donde ahora vienen; y Taleno el padre les señala entoncesque todo aquello azul en la lejanía es en verdad lo mismo: Nicaragua."(Ramírez, 1977: 23-24)El segundo fragmento trata de la entrada en tierra nicaragüense deun grupo guerrillero:"Y mientras caminaban por un terreno escabroso, les contaría,bordeando las rocas desnudas y filosas de una ladera que se despeñabahacia una garganta profunda, Taleno a la vanguardia de la fila india sedetuvo para señalar las lomas vecinas, los pinares oscuros en lascrestas, desde las que les llegaba con el viento un suave olor a ocotes;aquí es ya Nicaragua, muchachos. Y al avanzar y hundirlas botas en el barro, tarde había reparado él que ese eraya el barro de Nicaragua, sorprendido entonces por la falta de novedad,porque cuando en las pensiones donde estuvieron escondidos en Tegucigalpase hablaba de este preciso momento de trasponer la frontera, se imaginabaque los árboles, piedras, hasta el barro, iban a cambiar de sustanciay de color, iban a lucirle distintos apenas le dijeran: aquí esya Nicaragua." (ibid.: 231-232)Como ven en esta cita, no sólo se trata de, como se dice, "burlarla vigilancia de numerosas patrullas de los ejércitos de ambos países"(231), sino también de una burla de la noción de divisionestajantes entre las naciones centroamericanas. Se crea el efecto en la novelade un mundo doble, o dos mundos sobreimpuestos: las naciones-estado políticasvigiladas por la policía y los militares al pago de las burguesíasnacionales, y por debajo, el movimiento constante de la guerilla y la solidaridadde la gente común y corriente.En Castigo divino, por ejemplo, lo que más impresionaa veces al leer la novela por primera vez es la manera en que los personajesse desplazan de país a país con una facilidad y una familiaridaddesconocidas en otras naciones hispanoamericanas. No sólo hay saltostemporales sino saltos espaciales, una suerte de transgresión delespacio sin pedir permiso, lo que crea la sensación de fronterasinestables y perforadas como si la gente fuera de todas las regiones ala vez. Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, los paísesque más figuran en la novelística de Ramírez, sirvencomo punto de partida para un personaje o una familia que huye de la represióno de la pobreza, o como refugio para un grupo guerrillero. La muerte amanos de la Guardia Nacional del joven idealista Oliverio Castañeda,que prefigura el asesinato de Sandino, se debe no sólo a su oposiciónal orden autoritario en Nicaragua, sino también a que estáconfabulando contra el nuevo dictador, General Jorge Ubico, en Guatemala;es decir, la lucha es la misma. En la novela Ramírez busca ajustarlelas cuentas a una burguesía nacional narcisista y retrógrada,desagraviando la historia nacional mediante una literatura que se basaen la letanía de explotación y traición. Como apuntaPeter Ross:"Como escritor centroamericano, Ramírez tiene laintención de revelar el nexo entre Nicaragua y los otros paísesde Centroamérica y su relación con el coloso del norte, losEstados Unidos. Muestra cómo la burguesía nicaragüensetiene lazos económicos y de familia con sus contrapartes en losotros países de América Central. Y el proceso mediante elcual Somoza toma el poder se repite en otros países de la regióna medida que la crisis económica de los años 30 socava elpoder de la élites tradicionales." (170; traducción mía)Finalmente, en su novela más reciente, Margarita estálinda la mar (1998), Ramírez ilustra la vida de dos de las figurasmás imponentes en el imaginario nacional, figuras que son partede la conciencia histórica de los nicaragüenses: RubénDarío y Anastasio Somoza. Ramírez hábilmente combinasus dos pasiones principales, la literatura y la política, las concentraen dos de sus obsesiones personales - las vidas del poeta y del dictador- revelando a la vez dos caras opuestas de la nación: la visiónpoética e internacionalista de Darío y la fraudulenta y sanguinariarepresión del Tacho Viejo. Hay una suerte de desconstrucciónde un mito nacional en que el personaje de Darío aparece como endeudado,desaliñado, enfermizo y borracho hasta tal punto en que en su ebriedadestalla su cerebro. La novela comienza con la vinculación de lasdos figuras nacionales a través de una visita de Somoza a la tumbadel poeta en León el día en que aquél es proclamadocandidato presidencial. El entierro de Darío 50 años anteshace que sus vidas coinicidan, un paralelismo poético y triste endos niveles y un símbolo de la doble cara de la historia nicaragüensedel siglo XX: la belleza y el horror.En conclusión, no hay respuesta a qué hay más alláde las naciones-estado, sólo planteo la problemática talcomo la veo. Uno podría ser acusado de compartir la ideologíadel neoliberalismo global y su deseo de acabar con las fronteras nacionales,que ahora impiden la lógica capitalista en su fase más recientey brutal. Pero hay otras visiones post-nacionalistas basadas en la ideade una sociedad civil global y apuntaladas en la perenne búsquedade justicia social y el rescate del medio ambiente de los avances demoledoresde la industrialización desenfrenada. Gioconda Belli, por ejemplo,presenta una conciencia ecologista que se manifiesta claramente en susnovelas, una preocupación que también sobrepasa los límitesfronterizos. Quizás, entonces, la mejor manera de empezar a rompercon los nacionalismos estrechos en Centroamérica sea justamentea través del imaginario literario y la reafirmación en lasobras del post-boom de los lazos culturales en común. En sus obrasy en sus ires y venires por el istmo, escritores como Manlio Argueta ySergio Ramírez nos ofrecen un ejemplo de cómo unirse a lomejor del linaje histórico de luchadores por la paz y la justiciaque serán la redención de América Central, másallá de las banderitas nacionales. Y ese es el reto para todos nosotrosen el siglo XXI: cómo forjar lazos de hermandad internacional, unasociedad civil global basada en una democracia real, a la vez que tratamosde mantener la integridad de nuestra identidad cultural particular, seaella local, regional o aun nacional. El dilema de los nicaragüensesy los salvadoreños es el dilema de todos los centroamericanos yes también el dilema de las otras fuerzas progresistas en AméricaLatina: cómo cumplir con una de las metas principales dela revolución, a saber, la protección de la soberaníanacional, y por otra parte fomentar la unificación políticay económica de Centroamérica? Este plan se complica aun másporque el "caudillismo izquierdista", igual que la influencia de las élites,pasa por los aparatos institucionales nacionales; es decir, en nombre dela nación, se hace de todo. JeffreyBrowitt BibliografíaarribaArgueta, Manlio.
El valle de las hamacas. San Salvador: UCA Editorial,1970
Caperucita en la zona roja. La Habana: Casa de lasAméricas, 1977
Un día en la vida. Cuarta Edición.Centroamérica: EDUCA, 1985 (1980)
Cuzcatlán, donde bate la mar del Sur. Tegucigalpa:Editorial Guaymuras, 1985
Asturias, Miguel Ángel.
El señor presidente. México: EditorialCosta-Amic, 1946
Viento fuerte. Guatemala: Editorial Ministerio deEducación Pública, 1949
El papa verde. Buenos Aires: Losada, 1954
Los ojos de los enterrados. Buenos Aires: Losada,1960
Belli, Gioconda.
La mujer habitada. 9a ed. Navarra, España:Txalaparta, 1993
Sofía de los presagios. Barcelona: EmecéEditores, 1996
Waslala: memorial del futuro. Barcelona: EmecéEditores, c1996.
Fuentes, Carlos. Los años de Laura Díaz.México: Alfaguara, 1998
García Márquez, Gabriel. Noticia deun secuestro. Bogotá: Norma, 1996
Ramírez, Sergio.
Te dio miedo la sangre?. La Habana: Casade las Américas, 1982 (1977)
Castigo divino. La Habana: Casa de las Américas,1988
Un baile de máscaras. México: Alfaguara,1995
Margarita está linda la mar. Madrid: Alfagura,1998
Ross, Peter. "The Politician as Novelist: SergioRamírez's Castigo divino". Antípodas 3, 1991, pp. 170-75.
Yúdice, George. "Postmodernity and TransnationalCapitalism in Latin America", in G.Yúdice, J. Flores, and J. Franco(eds) On Edge: The Crisis of Contemporary Latin American Culture, Minneapolis:University of Minnesota Press, 1992
*Istmo* 2ff7e9595c
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